El pasado 5 de septiembre, el Ayuntamiento de València nos notificó el requerimiento efectuado a los propietarios de Convent Carmen, un requerimiento que constituye, en sí mismo, un monumento al despropósito:
“Comprobado e informado por los técnicos municipales de las inexactitudes o falsedades de cualquier dato, manifestación o documento presentado o que no se ajusta a la normativa en vigor, requiérase a la titularidad de la actividad, para que, en el plazo de UN MES, subsane las deficiencias, y aporte la documentación acreditativa y justificativa de las subsanaciones señaladas en los citados informes”
Solo que la actividad a subsanar había finalizado el 6 de enero y el informe en cuestión pone en evidencia que la supuesta actividad, en teoría finalizada cuando se realiza la inspección, no cumple ni uno solo de los requisitos exigibles: Accesibilidad, ventilación, sanitarios, evacuación, ambientación musical, … , además de no constar por ningún lado la acreditación oficial de los informes del proyecto, como tampoco dictamen patrimonial alguno.
A pesar de ello, y sin valorar la gravedad de las carencias que los técnicos señalan en su informe, el Servicio de Actividades le concede “un mes” para subsanar “inexactitudes o falsedades”.
Este es el motivo por el que Amics del Carme ha solicitado, primero, el cese inmediato de la actividad y después la aclaración de todas las anomalías detectadas:
- Incumplimiento de las normas de protección del “Bien de Relevancia Local”, normas que limitan el tipo de obras a realizar exclusivamente a las de conservación y, en todo caso, con informe patrimonial previo.
- Permitir un ruido ambiente superior a los 45 decibelios en una zona saturada y protegida con limitaciones de uso, a pesar de las reiteradas denuncias que se acumulan desde noviembre del pasado año de vecinos, policía local y la propia asociación.
- Y, formalmente la más grave, la ocultación del expediente a pesar de los informes favorables del Servicio de Transparencia del propio ayuntamiento para que fuera accesible a los vecinos.
El problema es que, como hemos señalado ya en varias ocasiones, esta tramitación digamos “anómala” no es un hecho aislado y está en la raíz de buena parte de los problemas de gentrificación que padecemos en Ciutat Vella.