Almussafes avanza en accesibilidad universal de sus calles

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Las calles Benifaió, San José y Mayor y la Plaza Blasco Ibáñez de Almussafes están siendo objeto estos días de una intervención urbanística para adaptar un total de 14 cruces y convertirlos en accesibles. El proyecto, que se enmarca en el Plan Municipal de Accesibilidad impulsado por el Ayuntamiento de la población, se ha adjudicado por 44.857,69 euros y tiene un plazo de ejecución de dos meses. “Poco a poco se van cumpliendo los compromisos asumidos en materia de accesibilidad, sin olvidar que se trata de un plan a largo plazo que incluye un gran número de medidas”, comenta la concejala de Urbanismo, Davinia Calatayud.

El Plan Municipal de Accesibilidad del Ayuntamiento de Almussafes prosigue su desarrollo con un nuevo proyecto urbanístico cuyo objetivo, al igual que los anteriores en esta materia, es adecuar una serie de cruces para avanzar hacia una mejor accesibilidad en los recorridos que unen los equipamientos y espacios públicos.

En esta ocasión, el consistorio invierte un total de 44.857,69 euros de fondos propios para la adaptación de 14 vados peatonales situados en las calles Benifaió, San José y Mayor y en la Plaza Blasco Ibáñez. Las obras, que hoy martes 11 de febrero se está centrando en un punto situado en las inmediaciones del Centro Municipal de Formación de Personas Adultas, se han adjudicado a la empresa local Construcciones y Rehabilitaciones Tot Obra, S. L. para su ejecución en un plazo máximo de 60 días.

“Poco a poco se van cumpliendo los compromisos asumidos en materia de accesibilidad, sin olvidar que se trata de un plan a largo plazo que incluye un gran número de medidas”, señala la concejala de Urbanismo, Davinia Calatayud. “Somos conscientes de que las obras generan algunas molestias, pero son las que nos permiten disfrutar después de un núcleo urbano más inclusivo para todas las personas”, afirma.

Estos vados peatonales se están construyendo siguiendo las especificaciones de la normativa de accesibilidad para la eliminación de las barreras arquitectónicas, tanto en lo referente a medidas y rampas como en el pavimento a utilizar. En cada uno de ellos la solución se adapta para dar respuesta a las escorrentías de la calzada y evitar interferir en la marcha del agua. Para ello, tal y como se especifica en la memoria técnica del proyecto, se coloca un imbornal corrido con reja superior de fundición, lo que permite dar continuidad entre la superficie de las rigolas y la superficie del fondo del imbornal corrido, “evitando de esta manera futuros estancamientos de agua de lluvia”.

La solución, en definitiva, pasa por la ejecución de vados a tres pendientes, ampliando en esta zona el ancho de las aceras mediante la colocación de las conocidas como orejeras, con el fin de poder ejecutar el trabajo y asegurar la continuación del itinerario peatonal por la acera. “Sabemos que para garantizar la plena accesibilidad deberán implementarse otras medidas, como el ensanchamiento de las aceras, pero al menos con estas obras permitimos el ejercicio del derecho universal de toda la ciudadanía al disfrute del entorno urbano hasta que se adopten medidas definitivas y de mayor calado”, explica la edil.

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