Alejandro Micó: "Hay que dignificar una masculinidad alternativa a la patriarcal"

Per al regidor de Dona i Igualtat de Foios, que viu una setmana plena d'activitats contra la violència masclista, és fonamental fer del feminisme un dret social

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Optimista, crítico y consciente de su tarea, Alejandro Micó, concejal de Juventud, Igualdad y Mujer de Foios, tiene claro que es más necesario que nunca señalar el machismo y concienciar a los hombres de la necesidad de una masculinidad alternativa a la patriarcal. Micó ha hecho de su pueblo un sinónimo de lucha para eliminar la violencia contra las mujeres y se siente orgulloso de encargarse de este área en el ayuntamiento, a pesar de que para él el éxito sería que las mujeres alcaldesas no fuesen una minoría. A tan sólo dos días para celebrar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, reflexiona sobre los principales retos de la sociedad valenciana y española.

¿Cómo está yendo la semana contra la violencia de género de este año?

La verdad es verdad que muy bien porque cada año que programas vas afinando el tiro. Es cierto que hay incomodidades, sobre todo en cuanto a los privilegios patriarcales porque es un pueblo pequeño, pero en este tercer año ya vemos que la gente se refiere a las cosas por su nombre. Además, hemos podido ofrecer actividades de temas muy diversos y para varios grupos de edad y aunque normalmente va el público "militante", hemos reforzado esta semana con una campaña de servilletas que pide a las víctimas y a los espectadores que no callen y en cuanto al agresor, hemos hecho infografías colocadas por todo el pueblo sobre qué es violencia contra las mujeres para señalar el machismo. Interpelamos a la gente de todas las edades que no viene a las charlas para acabar con esta realidad.

¿Cuál es el grupo que menos participa?

Yo siempre digo que la generación "ampes" y sobre todo los hombres, de entre 30 y 50 años. Les cuesta ver que es un drama y una problemática real y que piensan que no va en ellos. Piensan que la responsabilidad es de la víctima e incluso se cae en el cuñadismo de "ni feminismo ni machismo, igualdad", como decía Toni Cantó, o en la creencia de las denuncias falsas. Lo que queremos es que el discurso feminista que antes era clandestino entre a formar parte de las instituciones y de todas las políticas. Tenemos que decirlo sin complejos: somos una corporación feminista.

¿Por qué es importante incorporar estas políticas desde un ayuntamiento?

Básicamente porque lo atraviesan todo. Lo más importante es partir de que los puntos de decisión de los ayuntamientos tienen que ser paritarios y hacer proyectos a favor del feminismo, como podría ser un plan urbanístico sin zonas oscuras. La forma machista de gobernar es aquella que concibe el poder "sobre", que no se sitúa para hacer nada, sino sobre el resto, como ha hecho el conservadurismo y también alguna izquierda. Nosotros queremos el poder femenino, el poder "para" hacer cosas, y eso sólo será posible cuando las mujeres gobiernen y dirijan las asociaciones y entidades. Por eso hicimos una subvención paritaria para premiar a las asociaciones que sí lo hacen y animar a los hombres a que participan de este contexto.

Cómo se puede conseguir que estos hombres participen?

El primer año partimos de una fuerte apuesta por el empoderament femenino, que es una parte totalmente fundamental y se está haciendo muy bien, pero se tiene que dignificar la masculinidad alternativa a la patriarcal. Es clave porque la mayoría de hombres pueden sentirse perdidos porque se les ha educado como que no tienen que sentir emociones porque "seremos unos nenazas". La sociedad está penalizando que el hombre sea paritario sin querer. Por eso es importante reforzar estas políticas para que los hombres se den cuenta de cómo se les ha educado. Llegará un momento en que tendremos la teoría perfecta pero nos faltará la práctica y una ayuda que nos haga ver que no tenemos la culpa de esta realidad, sino de perpetuarlo. Creo que sería un buen momento para que los colectivos feministas se junten con los de nuevas masculinidades y hagan estrategias conjuntas.

¿Cómo valoras la ley autonómica de violencia de género?

La veo muy bien, pero encuentra límites cuando se compara con el estatal. Si tuviera plenas competencias para actuar sería capaz de evitar asesinatos como el de Jéssica, la mujer que murió a las puertas del colegio cuando recogía su hijo. El problema es que la ley autonómica sí entra un poco en la protección infantil y la española no, entonces vamos más adelantada, puesto que no sólo se tiene que llegar a la urgencia, sino invertir recursos en la construcción de un nuevo entendimiento de la masculinidad alternativa y en la protección de los hijos. Es cierto que costará ponerla en marcha pero pienso que se ha trabajado muy bien porque la base social del gobierno del Botànic es más ancha que nunca, se ha trabajado con colectivos y sobre todo con mujeres supervivientes, que es muy importante.En el caso de la española tienen que cambiar muchas cosas, principalmente con una formación de la justicia sobre la violencia de género para que no vuelvo a ocurrir nada parecido al caso de La Mandada. La formación del profesorado también es fundamental y pienso que la figura del Agente de Igualdad y Convivencia se tendría que extrapolar nivel estatal. Y sobre todo, más inversiones.

¿Crees que la gente está bastante sensibilizada?

Yo pienso que sabemos muy bien las teorías pero no la práctica. El país está muy concienciado con esto pero el machismo se está defendiendo porque ve que peligra, como vemos con el ascenso de la ultra derecha. Pero vivimos en un país de sentido común igualitario y tenemos un buen terreno gracias al legado que nos dejó el 15M. A pesar de esto, no tenemos que conformarnos.

Entonces, ¿qué queda por hacer?

Creo que se han sentado las bases pero se tiene que garantizar legalmente todo lo que se ha avanzado, por pequeño que pueda ser. Se tiene que hacer de la igualdad un derecho social. Los países no tienen obligación de cumplir con los derechos humanos y tenemos que conseguir que el feminismo no se quede solo en una declaración y que no haya manera de volver atrás. Las administraciones tienen que legalizar cada paso y blindarlo para que la Constitución sea feminista.
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