Si por algo destaca València es por la cantidad de planes a disposición de la gente. Una ciudad que es conocida por las flores, el color de sus calles, las Fallas, la paella, por su historia, y por lugares con mucho encanto.
Como es el caso de la Albufera de Valencia, un paraje natural a tan solo 10 kilómetros de la capital. Se le conoce como la cuna del arroz por excelencia
La Albufera de Valencia es una laguna costera somera, es decir, cuerpos de agua situados en un paisaje de llanura, poco profundas, en torno a 1 metro de profundidad.
El Parque Natural de la Albufera es la laguna más grande de España y destacada por su gran biodiversidad. Cuenta con más de 20.000 hectáreas y alberga especies de gran valor, tanto en flora como en fauna.
En realidad esta laguna costera no es otra cosa que el final de un movimiento geológico como consecuencia del cierre del Golfo de Valencia. Según diversos estudios, L’ Albufera se formó debido a la corriente marina derivada del viento oblicuo que daba hace muchos años hacia la costa. Como consecuencia, se agrupaban diversos minerales detríticos, con la consiguiente formación de una barra litoral.
A partir del siglo XV, con el cultivo del arroz, tienen lugar los cambios humanos como la dulcificación del sistema palustre y una aceleración del aterramiento del marjal primitivo en aras de conseguir mayor y mejor superficie cultivable.
La formación de La Albufera de Valencia tuvo lugar hace 1.8 millones de años y, con el paso de los años, ha reducido su extensión y, por ende, su fauna.
Historia del Parque Natural de La Albufera de Valencia
‘Palus nacararum’ para los romanos, ‘al-Buhaira’ para los musulmanes, la Albufera de Valencia ha pasado por manos de todas las civilizaciones que han existido desde su formación.
Casi 2 millones de años hace que se formó este enclave geográfico tan señalado para los valencianos, durante la etapa del pleistoceno.
No es casualidad que diferentes conquistadores y reyes que han pasado por la Península y se han detenido en este lugar le han dedicado una atención y cuidado especial.
La pesca se reconoce legalmente desde el año 1250, fecha en la que un grupo de habitantes del barrio de Ruzafa de Valencia se instala en El Palmar para poder pescar
Tal es la importancia de este lugar, que Jaume I trasladó su residencia a la Albufera de Valencia.
Además, Felipe V, en 1708, cede la villa de Cullera junto con el señoría de La Albufera a don Cristóbal de Moscoso en conmemoración por los servicios prestados durante la famosa Guerra de Sucesión.
Más tarde, en 1791, Carlos III proclamó una Real Orden en la que se aprobaron normas para la caza y reservó ciertas zonas del lago para el descanso de altos cargos militares del rey.
Posteriormente, Carlos IV cede el dominio de La Albufera a Godoy, perdiendo la corona de nuevo la propiedad. No obstante, Fernando VII logra recuperar La Albufera como bien real.
De nuevo, cambio de posesión durante la dominación francesa, pues se cede al mariscal Suchet cualquier posesión y control de la explotación del lago en el 1812.
Seis años más tarde, ya con la vuelta de Fernando VII a España, se vuelve a ceder la Albufera a los infantes don Carlos y don Francisco de Paula.
Con la llegada de Isabel II, vuelve la Albufera a la corona con la condición de un derecho sobre don Francisco de Paula sobre la explotación de la mitad de los productos. El infante don Carlos fue castigado por Isabel II por su alzamiento contra la reina, privándolo de derechos.
Ya en 1841 la Albufera es declarada bien de la corona por completo y no fue hasta el año 1911 cuando el lago y la dehesa pasaron a ser propiedad de la ciudad de Valencia.
Esta es una de las primeras postales que se conocen de La Albufera de Valencia, donde se puede apreciar su aspecto en el año 1910.
La ilustre novela trata de una saga de barqueros de El Palmar y destaca por los detalles descriptivos de la Albufera de Valencia.
Este parque natural tiene un amplio abanico de posibilidades para pasar un día único, bien por su localización, bien por su naturaleza, bien por su variedad gastronómica y de ocio.
El atardecer en la Albufera de Valencia permite disfrutar de una de las estampas más insólitas reconocidas por varios medios de comunicación como una de las mejores puestas de sol del mundo.
Un lugar con tanta magia no podía disponer de planes singulares con los que disfrutar a solas o en compañía. Visitar la Albufera de Valencia es sinónimo de buen gusto culinario, y gusto por la naturaleza. Con el paso de los años, l’ Albufera de Valencia se ha ido consagrando como lugar propicio para poder desarrollar aspectos de gran valor agrario, turístico e industrial. Historia y presente se funden en un lugar de una belleza difícilmente superable en todo el territorio nacional.