La recuperación de la Albufera significa valor ambiental, pero también turístico

]L'aiguamoll és el principal valor natural de València, pese al delicat estat de les seues aigües

Guardar

Aves en el Parque Natural de l'Albufera
Aves en el Parque Natural de l'Albufera

La Albufera tiene, actualmente, un gran valor ambiental; es el tercer humedal del Estado y uno de los más importantes de Europa. Pese a su elevado valor, todavía hay mucho por recuperar hasta volver a su estado “precolapso ambiental” de los años 70. Con esta recuperación, también, viene aparejada un gran foco turístico que tiene asociado numerosas actividades: desde gastronomías hasta rutas. También paseos en barca, aunque sobre agua turbia y verde.

El turismo es una de los elementos claves en la economía del Cap i Casal. En 2018 se superó la barrera de los dos millones de visitantes. Supone un aumento del 2,8% en sólo un año, y un 10% desde 2015. Es, además, un turismo cada vez “más rentable”, como señaló, en la presentación de los datos turísticos de 2018, la Vicealcaldesa y Concejala de Turismo, Sandra Gómez.

El reto, señalan desde el Ayuntamiento y desde la Conselleria, es seguir con la “desestacionalización” del turismo -más allá del verano, la conocida temporada alta- y, sobre todo, generar un turismo “sostenible y de calidad”, como señala el Concejal de Conservación de Áreas Naturales y Devesa-Albufera, Sergi Campillo. Un turismo que encuentre un atractivo turístico no sólo en el ‘sol y playa’, sino también en la oferta cultura y medioambiental de la ciudad y la Comunitat. Ahí entra la Albufera y su recuperación.

Según se anuncia en las propias páginas de turismo de València, la Albufera es "naturaleza en estado puro" a sólo 10 kilómetros de la ciudad. El lago de agua dulce "más grande" de todo el Estado, y una reserva para hasta 300 especies de aves, además de numerosa flora y fauna acuática. Ello, pese al difícil estado del lago en cuanto a la contaminación de sus aguas: aunque desde 2015 la calidad ambiental ha aumentado significativamente, hasta llegar a ver la proliferación de plantas subacuáticas que antes no podían sobrevivir, todavía se está lejos de la idoneidad del paraje.

La Albufera de los 60 en 'miniatura'

Desde la periferia del agua de la laguna, unos "Filtros Verdes" aportan su grano de arena para ayudar a la recuperación ambiental. Es el caso de los 'tancats', que filtran, mediante procesos naturales, agua de la propia Albufera o de depuradoras, para que vuelva o entre al lago con mejor calidad ecológica, es decir, con menos nutrientes y más 'cristalina'.

En los tancats el agua pasa por tres fases: primero, el agua 'sucia', con exceso de nutrientes, pasa por un primer humedal arfitical de flujo subsuperficial; el agua discurre bajo tierra, entre piedras y raíces, en una fase oscura. Un paso que ha demostrado su gran eficacia con la disminución de nutrientes.

El segundo paso consiste en otros humedales artificiales, esta vez de flujo superficial. Se trata de un espacio donde conviven aves, peces, anfibios, mamíferos y una gran cantidad de insectos. Todos ellos contribuyen en el equilibro de la pequeña reserva y valor del humedal.

Por último, antes de que el agua pase a la Albufera, el líquido llega a otra fase. Se trata de una recreación del estado del lago antes del colapso ambiental de los años 70. Aquí, la transparencia del agua y los nutrientes son lo suficientemente bajos para que proliferen los macrófitos (plantas sumergidas), población autóctona e invasora.

Destacados