Más agua, salvar playas y sacar tierra para recuperar, o no perder, la Albufera

Administracions i entitats acumulen propostes i reivindicacions per a un Parc Natural que necessita, com més prompte millor, que es transformen en accions

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Administración autonómica, local y diversas entidades sociales reclaman medidas para mejorar la situación ambiental de la Albufera. También hay propuestas concretas y reivindicaciones, incluso, entre administraciones y otros organismos. Aunque lo cierto es que la situación ambiental del lago costero es la mejor desde el colapso ambiental de principios de los años 70, su delicado equilibro necesita de actuaciones concretas para 'encauzar' su mejora hacia las aguas cristalinas.

Las amenazas actuales del parque no son acciones directas contra él, que ya son pocas -excepto por vertidos sin depurar de algunas poblaciones-, sino la falta de nuevas acciones. La mayoría de expertos y científicos, sobre este tema, lo tienen claro. Lo repetían en las conferencias de Humedales Valencianos, organizados por la Universitat Politècnica de València: hace falta más agua y, posiblemente, hacer un dragado del lago.

Sin embargo también hay políticas a aplicar que suponen una dimensión todavía mayor: hay que reforzar la línea de costa de la Devesa, barrera natural de la Albufera, para evitar una salinización del lago; un aumento del nivel del mar por el cambio climático, unido a una barrera débil, podría significar la destrucción del ecosistema albufereño. Todo, con partícipes y detractores.

Salvar la playa

Ayer se formalizaba, desde el Ministerio de Transición Ecológica, los inicios de lo que será una 'obra' de gran envergadura, aunque no se verá cemento. Se encarga la redacción, a dos empresas, del proyecto para llevar al tramo de playa que va desde el Perellonet a la Gola de Pujol.

La idea, es recuperar la línea de costa que había antes de 1965, cuando el efecto 'sombra' del puerto inició un proceso erosivo en las playas al sur de València. Un proceso que se intensificó a finales de los 80 con las ampliaciones, y que ha significado, en algunos puntos, perder 65 metros de arena.

Sin embargo las pretensiones iniciales se quedan lejos de volver a 1965 -20 metros más de playa-, y deja fuera, de momento, a la zona más afectada, entre Pinedo y la Gola de Pujol. La Albufera se encuentra en una zona de gran riesgo en caso de aumento del nivel del mar, y la afección a la costa de las ampliaciones del Puerto merma todavía más sus defensas.

Más agua

La principal reivindicación, tanto de expertos como de la Generalitat como del Ayuntamiento de València, de cara a la recuperación de la Albufera, es un mayor aporte hídrico. Según los datos del consistorio valenciano, propietario del parque, el lago ha pasado de recibir una aportación anual de unos 1.000 hecómetros cuadrados a 300. Respecto a su principal fuente de agua, el río Júcar, de 400 hecómetros anuales se ha pasado a 100, es decir, un 400% menos.

Ante estas reivindicaciones, los Regantes Tradicionales del Júcar niegan que el problema de la Albufera sea la "cantidad" de agua, sino la "calidad". En contra de lo que señalan las fuentes gubernamentales y la comunidad científica, señalan que "la realidad es que al lago llegan entre 200 y 300 hm³ anuales, que supone la renovación total del lago entre 10 y 15 veces al año".

Desde el Ayuntamiento lo niegan; el agua no falta en la época de cultivo del arroz, de mayo a septiembre, que es cuando se acumula la mayoría de esos 300 hectómetros, pero es "prácticamente inexistente el resto del año" a no ser que se produzcan lluvias intensas y extensas. Reclaman un "aporte ecológico" mínimo de 70 anuales que los regantes consideran "excesivo". Un control artificial del agua que puede hacer peligrar un Parque Natural.

Sacar tierra

La otra sonada solución para el lago, esgrimida por científicos y expertos, no es compartida por el Ayuntamiento. El fondo del lago tiene una profundidad media de un metro, que en algunos puntos no es más de 30 centímetros, mucho menor que la original. Esto se debe a la acumulación de sedimentos que se produce, constantemente, debido a la poca circulación de agua. En caso de no poner remedio, el lago podría colmatarse hacia 2070 y transformarse en una pradera. Un proceso natural en los lagos costeros, pero muy acelerado en la Albufera por causa humana.

Herminio Boira, catedrático de botánica de la UPV, señalaba en las anteriores jornadas sobre los humedales que "no hay solución a la colmatación del lago que no sea dragar". Una propuesta que, aunque gana ahora adeptos, ya se planteaba hace más de una década.

Sin embargo el vicealcalde y Concejal de Conservación de Áreas Naturales y Devesa-Albufera, Sergi Campillo, lo cree "inviable". Ya un estudio señalaba un coste cercano a los 300 millones de euros para tal operación. Un trabajo que conllevaría consigo maquinaria pesada trabajando durante años, posibles contaminaciones al mover los sedimentos acumulados, con metales pesados. Sí que han apuntado, sin embargo, tanto desde el Ayuntamiento como desde la Conselleria de Mireia Mollà, la opción de hacer "dragados puntuales", en lugares concretos.

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