El 6 de agosto es una fecha señalada en muchos de los calendarios de los vecinos del municipio de Alboraya, el punto de partida del verdadero periodo vacacional con la celebración de la Fiesta del Cristo de la Providencia.
El pasado sábado el municipio se vistió de gala para festejar raíces y tradición con sus 39 clavarios, un grupo muy numeroso que advertía la potencia y vivacidad de estas fiestas. La quinta de 1969 convirtió la festividad del Cristo en una auténtica reunión para retomar las amistades de la juventud y regocijarse con ello.Como cada año los actos comenzaron al alba y con mucha pólvora, donde una gran despertà sumergió a los alborayenses en el ambiente festivo. El fragor inicial fue seguido por un pasacalles y una misa, que culminó con una disparà sumiendo, de nuevo, a la localidad en un estruendo ensordecedor.
Con la llegada de la tarde, los clavarios procedieron a la habitual Entrà de la Murta, empinando la mata, que habían recogido el día anterior, por el recorrido tradicional de la procesión. El broche final quedó en manos del artificiero local, de la pirotecnia Europlá, con un espectáculo micropiromusical de efectos especiales teatrales que dejó boquiabiertos a todos los espectadores reunidos en la Plaza de la Constitución.
Festeros solidarios
Durante las Fiestas Patronales de Alboraya, que tienen lugar en la primera semana de julio, la caseta de los clavarios del Cristo de la Providencia recaudó 600 €, una cantidad que será donada en su integridad a la Junta Local contra el Cáncer.