Opinión

A día de hoy

Guardar

Leyendo a Carlos Hué sobre pensamiento emocional no me he resistido a hacer una traslación de su reflexión al ámbito de la política. Debe ser porque acostumbro a contemplar el paisaje de las circunstancias que me rodean a través del pensamiento humanista.

Decía el autor que el ser humano, al igual que las ciudades antiguas, está protegido del exterior por una muralla. Esa muralla se ha ido construyendo desde la infancia con diversos materiales, unos más fuertes y otro más débiles. Hay partes de la muralla bien construidas, otras no lo son tanto, porque se han construido sobre terrenos de arena o de arcilla.

Algo similar ocurre actualmente en nuestra sociedad, las murallas que fueron construidas por generaciones, no para aislarnos, sino para preservar el Estado de Derecho, se desmoronan y caen a nuestra vista.

Ahora, cabe preguntarse si los materiales que empleamos para elevarla a lo largo de los años fueron consistentes o, por el contrario, no calculamos su resistencia, y por eso el tiempo no ha soportado los envites de una crisis devastadora y devoradora como la que estamos viviendo.

Poco a poco esa muralla que creímos indestructible, que nos protegía como sociedad, va desdibujándose, y hay quienes quieren construir otra nación extramuros.

No entraré a valorar si dichas pretensiones son legítimas. Lo cierto es que no podemos volver atrás para corregir errores, ni tampoco podemos contemplar la huida.Debemos empezar a construir otro espacio, otro territorio en el que converja tu derecho, el mío y el de aquél.

Destacados