Opinión

Un valor como el de la cultura no debe sufrir recortes

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Es evidente que las ayudas al sector teatral, en cualquier población, son imprescindibles tanto para empresas ya existentes como para aquellas que están empezando, y cualquier recorte económico sólo provoca mermas en su celebración y desarrollo.

El Ayuntamiento de Valencia, desde el área de Acción Cultural, ha decidido, en mi opinión equivocadamente, cambiar la línea de su política de subvenciones a estos colectivos primando, en mayor medida, los proyectos concretos respecto a las ayudas directas a las salas donde se programan las actividades culturales.

Medidas que, lógicamente, han suscitado un gran malestar y disconformidad tanto en el sector empresarial como en el de los trabajadores. Así me lo trasmitieron los responsables de la Asociación Valenciana de Empresas de Teatro y Artes Escénicas (Avetid) y los directivos la Asociación de Actores y Actrices Profesionales de la Comunidad Valenciana. Nada más tuvieron conocimiento de esta situación pusieron “el grito en el cielo” por considerar que iba contra la estabilidad y futuro de la cultura. Tras varias reuniones que he mantenido con estos y otros colectivos del sector, he podido comprobar el malestar, unánime, ante esta situación.

Quiero dejarclaro que desde Ciudadanos defendemos el que las ayudas deben destinarse a todos los sectores. Tanto a las empresas consolidadas en su trayectoria y en el tiempo como a las emprendedoras.

Por ello, desde Ciudadanos, trabajamos y seguiremos trabajando para que el Ayuntamiento de Valencia esté, de manera real, al servicio de la cultura y al alcance de todos los valencianos de tal forma que nuestra ciudad se convierta en un referente cultural europeo. Tengo bien claro que debemos favorecer la cultura a todos sus niveles, así como la promoción de eventos culturales que sean, eso sí, sostenibles y viables.

El ayuntamiento, como institución pública, debe propiciar un notable impulso en la organización de festivales y eventos culturales así como fomentar el mecenazgo artístico, en su vertiente tanto pública como privada.

Pues bien, éstos son los factores que, desde mi punto de vista, deben prevalecer frente a los criterios de la concejalía regida por la edil de Valencia en Comù, María Oliver. Nada más conocer las discrepancias con el sector empresarial y con el de los trabajadores, nos pusimos en contacto con sus responsables y ya nos afirmaron un mayor agrietamiento en las relaciones con el tripartito, o más bien, con esa delegación municipal.

Igualmente, considero necesario un Plan Global de Protección y Difusión de la Cultura y del Patrimonio Histórico Artístico. Un plan que, en ningún caso, debe ser moneda de cambio en base electoral, por lo que emplazo a la concejala de Cultura, Gloria Tello, a rectificar su línea de actuación y a gestionar la Cultura de todos los valencianos desde la transparencia y la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos y sin condición alguna, ya que la cultura no entiende ni de siglas políticas ni de intereses partidistas.

Y lo digo, porque la señora Gloria Tello, ha tenido la desfachatez de decirme, ante una propuesta que le planteé en la Comisión de Cultura, que el Plan Estratégico anunciado en 2016, lo tendrá listo para el 2019. Eso, señora Tello, se llama oportunismo electoral.

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