Fue en 1957 cuando el alcalde de València, Tomás Trénor, segundo Marqués del Turia, decidió emprender las obras del túnel que hoy en día conecta dos de las Grandes Vías más céntricas de la ciudad: la Gran Vía de Germanías y la de Ramón y Cajal. Su construcción era urgente, dado el crecimiento del tráfico rodado que estaba viviendo la ciudad a mitad del siglo pasado.
Además, las vías ferroviarias que llegaban a la Estación del Norte partían la ciudad en dos, y el paso de un lado a otro era un verdadero estorbo. Había dos opciones para los vecinos: o cruzar por una pasarela elevada que cruzaba las vías, o dar la vuelta completa a la estación. Ante esta situación, se puso en marcha el proyecto, que cambió por completo cómo lucía el centro de la capital del Turia.
Construcción del túnel a mediados del siglo XX
No fue nada sencillo. Unas obras que pretendían estar listas en un año, acabaron alargándose hasta el lustro. También su coste se multiplicó, por cuatro concretamente. Las goteras eran una constante e incluso llegó a inundarse por la aparición de aguas subterráneas. Los vecinos todavía recuerdan el croar de las ranas en los lodazales. Los numerosos inconvenientes hicieron extender el rumor de que el túnel era una quimera, imposible, y que se acabaría cancelando. Pero no, se inauguró en julio del 1962, ya con otro alcalde.
Y desde ese momento hasta el día de hoy, el túnel permanece prácticamente intacto. Dos carriles hacia cada sentido y un paso inferior para peatones que ha pasado de símbolo de la modernidad a un reflejo de degradación, fruto del inexorable paso del tiempo y de la contaminación del día a día. Una pasarela que hacía falta renovar, más de cincuenta años después de su construcción. Y el pasado 30 de octubre, el consistorio dio el primer paso.
Los grandes cambios en el túnel
Obras en el túnel que une ambas Grandes Vías | València ExtraLa Concejalía de Movilidad Sostenible, encabezada por Giuseppe Grezzi, anunció la puesta en marcha de las obras de remodelación del paso inferior peatonal para hacerle un lavado de cara considerable. Casi 280.000 euros están presupuestados para estas obras, que previsiblemente acabarán a finales de este mismo mes de enero.
Uno de los principales cambios que se acometerán será la implementación de grandes ventanales de cara a la calzada, para aislar a los viandantes del ruido y de la polución de los vehículos. La diferencia será abismal. Y es que hasta ahora, atravesar la pasarela suponía tener que soportar el eco de los motores y la molesta contaminación que desprendían. Pero con este cambio, el aislamiento será total.
Los grandes ventanales y la remodelación del techo en el túnel | València Extra
Además, se instalará un nuevo sistema de ventilación e iluminación para acondicionar el paso. De esta forma se pretende, por una parte, evitar la concentración de olores indeseados y, por otra, revertir el aspecto apagado y lúgubre que presentaba el paso hacia uno con mejor visibilidad.
Un nuevo pavimento y un falso techo son otras de las remodelaciones previstas para la pasarela, que también verá mejorada su accesibilidad. Se emplazarán dos ascensores que comunicarán la calle con la pasarela, y se conectará esta con la parada de Metro de Bailén.
Estado actual de la pasarela, en obras | València Extra
Asimismo, contará con nuevo alumbrado de emergencia y señalización, ahora inexistentes o faltas de luminosidad. 2018, por tanto, se estrenará con la inauguración del reformado paso para los peatones, más de medio siglo después de su construcción.