El derbi calienta motores. Con las entradas casi agotadas, la afición ilusionada con ver a su equipo luchar por los tres puntos ante el 'eterno' rival, ambos equipos siguen preparando la cuarta jornada de liga sin dar mayor importancia a lo que sucede fuera del césped. Y esa es una de las filosofías que ambos equipos practican gracias a sus respectivos entrenadores y, de momento, no parece que les funcione mal.
Trabajo, sacrificio, equipo, compañerismo, orden, control del balón, defensa, encajar pocos goles... son las claves para ambos equipos. El Levante lleva demostrándolo en el terreno de juego desde la pasada campaña y, pese a estar en Segunda y ser diferente a la máxima categoría del fútbol español, no se le dio mal. El conjunto granota se marcó la pasada campaña un temporada histórica de récords en la que cumplió sobradamente los objetivos marcados. El bloque para este presente curso se ha mantenido con incorporaciones que mejoraban lo que ya había en la casa. Y, tras ver los resultados de las primeras jornadas, la Primera no se le da mal al equipo de Orriols.
El Ciudad de Valencia recibirá a un Valencia que actualmente cuenta con muchas similitudes en la filosofía a la de su rival. Marcelino está demostrando que su trabajo, su exigencia, da resultados y en tan solo tres meses ha logrado lavarle la cara a este Valencia que venía de una de las peores rachas de temporadas y resultados de su historia. El conjunto de Mestalla es otro y frente al Levante tiene una oportunidad de demostrar que los cambios son reales.
Ambos equipos vienen de empatar. El Levante frente al Real Madrid en completo y gran partido (1-1) y el Valencia ante el Atlético a cero. Con trayectorias similares en este inicio de curso, ambos equipos buscarán sumar los tres puntos pues lo de repartirselos como 'buenos hermanos' no entra en los planes de ambos técnicos siendo tan competitivos como son, ninguno saldrá a empatar, ninguno saldrá de paseo. Aunque si bien es cierto que la 'germanor' reinará en la previa del encuentro y fuera del estadio, en el terreno de juego será otro cantar y, con el hacha de guerra afilada, ambos equipos lucharán por el triunfo. Falta ver las cartas que se utilizarán... El espectáculo está garantizado.