Cada verano, millones de turistas y bañistas se acercan a las playas de Gandía para disfrutar de sus aguas cristalinas y de su blanca arena, pero desde hace siete años lo hacen aún más a gusto. Y es que nueve barcas de la Cofradía de Pescadores de Gandía recorren la costa para capturar medusas y residuos de la superficie y conseguir, así, que los baños sean más seguros y limpios. La caravela portuguesa y otras especies comunes de este invertebrado quedan, por tanto, mucho más controladas y al margen de la zona de disfrute gracias a esta iniciativa pionera en España y única en la Comunidad Valenciana en un momento donde hay especial preocupación por las picaduras.
En concreto, pescadores gandienses recorren cerca de cuatro quilómetros (dos millas náuticas) entre la desembocadura del río Serpis (en Marenys de Rafalcaïd) y la Playa Virgen de l'Auir para recoger, en ese trayecto, las medusas y residuos que se encuentren en la superficie a través de redes de cuatro o cinco metros. Lo hacen cada viernes y sábado de 7 a 11 horas desde el pasado viernes hasta finales de agosto, cuando más bañistas hay. Según el secretario de la Cofradía de Pescadores de Gandía, Enrique Ferrer, el resultado es que "es positivo para la ciudadanía y también para los pescadores, ya que se les da visibilidad tanto a nivel de recogida como con la creación de una barrera de contención".
Una vez acabada la jornada, los pescadores acuden al puerto para dejar estos animales marinos en capazos y tratarlos con cloro. Así, consiguen eliminar su veneno y matarlos para luego dejarlos secar al sol casi hasta que se desintegran, y vierten los restos en el mar. En este sentido, Ferrer explica a Valencia Extra que la cofradía tiene una estrecha relación con el Oceanogràfic de València y que ahora está sobre la mesa entregar las medusas recogidas para que las tortugas bobas del centro se alimenten de ellas y, así, se cierre el círculo biológico.
Además, el secretario afirma que la cofradía también tiene proyectos en funcionamiento con el campus de Gandía de la Universitat Politècnica de València (UPV) y fruto de esta colaboración, tienen otras opciones en mente. Por ejemplo, se ha propuesto al ayuntamiento comenzar la campaña en mayo, cuando estas criaturas son más pequeñas, ya que de esta manera no crecerían ni se reproducirían tanto y sería más fácil controlarlas y capturarlas, según defiende el profesor Miguel Rodilla.
No obstante, Xavier Ródenas, concejal delegado de Prensa, advierte de que esta iniciativa siempre pretende respetar el medio ambiente y la diversidad marina de Gandía. En ello también coincide Enrique Ferrer, quien asegura que el trabajo con las barcas no es infalible y son animales que se reproducen con facilidad, por lo que no hay peligro como, por ejemplo, con el atún rojo. Además, confirma que desde el viernes se han recogido pocas y solo algunas caravelas portuguesas, pero que estas desaparecerán pronto cuando suban las temperaturas, ya que buscan aguas más frescas.
Más seguridad para los bañistas, pero también para los pescadores
Esta campaña de capturas funciona desde 2012 y tiene como objetivo ofrecer más tranquilidad y seguridad a turistas y gandienses que disfruten de su playa, pero también dar una aportación económica a los pescadores. Así, este acuerdo de colaboración surge porque la nueva legislación supuso que los pescadores de tellinas debían acabar su jornada a las 11 como tarde, no a las 14 horas como antaño, por lo que al final conseguían menos ejemplares para vender. A ello hay que sumar que en 2015 la Generalitat prohibió la captura de tellinas y chirlas en toda la costa, lo que supuso un golpe duro para estos trabajadores.Ante esta situación y con el fin de mejorar las playas, el ayuntamiento comenzó a dar 3.000 euros a la Cofradía de Pescadores de Gandía a cambio de este servicio. "La cofradía siempre ha estado muy comprometida con la sociedad a través de convenios con el gobierno y esta cantidad no cubre la diferencia, pero sí ayuda con los gastos", explica el secretario Enrique Ferrer, aunque añade que muchas veces se ha colaborado con el ente público de forma desinteresada.