Tras dos temporadas seguidas de caos deportivo, el Valencia está muy cerca de sellar su presencia en la fase previa de la próxima edición de la Champions League. Puede ser un hecho matemático ante el Eibar en Mestalla. Al conjunto ‘ché’ le vale con ganar al conjunto armero, para cerrar el telón a la temporada y poner ya la mente en la siguiente sabiendo que acompañará al Barcelona, el Real Madrid y Atlético de Madrid, por la mejor competición continental de clubes. De hecho, el Real Madrid es favorito según los pronósticos de apuestas para hacerse con la competición por tercera edición consecutiva tras vencer al Bayern de Múnich por 1-2 en la ida de las semifinales.
Cualquier valencianista de pro hubiese firmado la situación actual hace un año por estas fechas. Eran tiempos convulsos porque todo iba encaminado a finalizar nuevamente por debajo de los diez primeros. Los peores presagios se cumplieron y el Valencia finalizó en duodécima posición, como un año antes. Por segunda campaña consecutiva, repitió su peor resultado en este siglo y tocaba realizar cambios profundos. Entre tantas salidas, entradas y cambios en el banquillo en los últimos tiempos, la directiva atinó el pasado verano en la elección del entrenador. Sonaron muchos, pero el elegido fue Marcelino García Toral. Le avalaba su paso con el Villarreal al que paseó por Europa y al que hizo jugar sin complejos ante los grandes de 2013 a 2017.
Esa buena imagen que transmitía en sus tiempos con el submarino amarillo es la que ha trasladado al terreno de juego desde el primer día. El técnico asturiano ha transformado el juego del Valencia, para devolver la esencia que marca su escudo sintiéndose otra vez el respetable orgullo de sus jugadores y del juego, que ve sobre el césped. No en vano futbolistas como Santi Mina, Simone Zaza, Rodrigo Moreno han recuperado el brillo que un día ofrecieron lejos de Mestalla y del que ya disfrutan los seguidores ‘ché’. Esa reconversión ha convertido al propio Rodrigo en un habitual de Julen Lopetegui y ha abierto a Dani Parejo las puertas de la absoluta a sus 29 años, contando los dos con muchas posibilidades de disputar el Mundial de Rusia con España este verano.
El juego vistoso se ha reforzado a base de buenos resultados. El Valencia es otra vez competitivo, lo es con los de abajo y sobre todo con los de su envergadura. No es ninguna casualidad que ocupe la cuarta plaza con diez puntos de ventaja sobre el Real Betis (quinto) a falta de cuatro jornadas para el final. Ahí está su trayectoria en la presente edición de LaLiga para ver cómo Mestalla intimida otra vez. Con un balance de 12 triunfos, dos empates y tres derrotas, el Valencia es, después del Barça y el Atlético, el equipo que más puntos ha sacado de su estadio y, con un poco más de consistencia durante todo el curso a domicilio, tal vez le podría estar discutiendo al Barça el título como hiciera durante la primera vuelta. El Valencia es otra vez grande no solo en el nombre y ya piensa como tal, porque quiere quedarse en propiedad a una de las grandes promesas del fútbol como es Gonçalo Guedes.