La confianza que tenemos hacia las Nuevas Tecnologías aumenta día tras día. El problema sucede cuando esta confianza, en vez de crítica, se vuelve ciega.
La siguiente historia explica de forma meridiana la idea que hemos expresado en el anterior párrafo. Fossmork, un pequeño pueblo noruego, tuvo recientemente una gran afluencia de turistas inesperada. No es que los parajes que rodean esta aldea sean feos, todo el contrario. Sin embargo, los habitantes de la localidad no estaban acostumbrados a ver como centenares de visitantes acudían hasta allá. Por qué pasó? La culpa del fenómeno la tiene Google Maps.
Mucho más famoso en la zona, se encuentra la Roca del Púlpito, uno de los fiordos más visitados del país. Como consecuencia de un error ocurrido en la aplicación de Google Maps, Fossmork aparecía como este lugar tan concurrido. Es decir, la decisión tecnológica situaba erróneamente un punto geográfico que estaba a 30 kilómetros de distancia.
A la postre, Fossmork estaba recibiendo una media de entre 10 y 15 coches al día que paraban en el pueblo pensante que allí se encontraba el fiordo.
La nota divertida de toda esta historia es que muchos de los turistas, al #ver la aldea, se quedaban sorprendidos con la belleza del lugar, e incluso un norteamericano preguntó si había cabañas en venta para instalar su segunda residencia allá.
Tenemos fe ciega en la tecnología, esta es la primera moraleja. Si seguimos rigurosamente lo que las aplicaciones nos dicen, corremos el riesgo de perdernos lugares increíbles a los cuales para acceder hay que perderse, esta es la segunda moraleja.