La semana pasada asistimos una vez más a una reivindicación y en esta ocasión centrada en el futuro de las pensiones. Este 2018 el Ejecutivo anunciaba una subida del 0,25% a los pensiones y aseguraba que las pensiones no se congelaban. Sin embargo, los números hablan por sí solos. La media de un pensionista que además no llega a 1.000 euros tiene un incremento ridículo. Pongamos un ejemplo: un pensionista que cobre una pensión media de 800 euros al mes, con el incremento anunciado, tiene una subida de 2 euros al mes. Sin embargo, el IPC cerró con 1,2%. Si las pensiones todavía se regulasen con la subida propia del IPC, en este caso, el pensionista tendría una subida de 9,6 euros al mes.
Esta sencilla operación demuestra que nuestros pensionistas están perdiendo poder adquisitivo pero detrás de ellos tienen una historia todavía más dura. Durante los peores años de la grave crisis económica que ha afectado a este país, los pensionistas han sido el pilar económico fundamental de las familias. Hijos que perdían sus trabajos, sus casas y solo han podido contar con el apoyo de sus padres, jubilados, que han hecho frente a esta triste situación.
Tras duros años de trabajo, llegan a una jubilación con una pensión congelada, con un retroceso clarísimo de su poder adquisitivo y con un futuro oscuro. Recordemos que la conocida como hucha de las pensiones ha sido a los diferentes gobiernos como balón de oxígeno para sus cuentas. En estas dos últimas legislaturas la hucha ha llegado al mínimo y la única propuesta del ejecutivo es que hay que generar más empleo.
Precisamente aquí me gustaría recordar la propuesta del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, sobre un impuesto a la banca para garantizar el futuro de las pensiones. La banca ha recibido el rescate del Gobierno en la crisis, ha creado nuevas tasas para cobrar a sus usuarios y los ciudadanos siguen olvidados sin ser rescatados de esta crisis social que afecta a toda Europa.
Muchos dirigentes políticos criticaron esta propuesta y volvieron a hacer hincapié en el hecho de generar empleo. Sin embargo, deberíamos reflexionar sobre nuestro "estado de bienestar". Cada día asistimos a un retroceso de derechos, copago farmacéutico, congelación de las pensiones, una libertad de expresión cada día más puesta en duda....¿Habrá alguna forma de revertir esta situación? Nuestros pensionistas ya han salido a la calle y lucharán por ellos pero también por nosotros. Es el momento más que nunca de apoyarlos. Basta ya de asfixiar a los pensionistas, basta ya de recortes.