Alexis Marí: "En Ciudadanos teníamos que ir a los actos sin banderas de España"

Entrevistem a l’exdiputat de Ciutadans en les Corts Valencianes

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Alexis Marí (València, 1972) vio inicialmente en UPyD un proyecto político útil y en 2011 se integró en el partido. Tres años después, cuando varias voces propusieron la unión con Ciudadanos, él dio su apoyo a la idea. Ya daba muestras de inquietud y valentía. Salió de los magenta para entrar en la formación de Albert Rivera y fue segundo en la lista para les Corts Valencianes liderada por Carolina Punset. La marcha de esta a Bruselas colocó al valenciano en la portavocía de los naranjas en la cámara. Pero el descarrile hacia la derecha de Ciudadanos fragmentó el grupo, máxime con las duras críticas que el parlamentario vertía y apoyaba en las redes sociales contra Rivera, Toni Cantó e incluso líderes locales como Fernando Giner.

Destituido a mediados de 2017 por cargar contra los Presupuestos Generales del Estado que habían pactado Ciudadanos y PP, acabó saliendo del partido acompañado de otros tres disidentes como Domingo Rojo o David de Miguel entre un gran revuelo mediático y alguna que otra historia turbia. Recalaron en el grupo de No Adscritos -los tránsfugas en términos despectivos- y los cuatro forman el grupo que informalmente se autodenomina como AgermanatsValència Extra le roba media hora en medio de una sesión parlamentaria.

El gobierno de Sánchez, "ilusionante"

Y la primera pregunta, rige actualidad: el Gobierno de Pedro Sánchez. "Un Gobierno con expectativa", valora Marí. Las palabras 'ilusión' y 'emoción' llenan su discurso. "A la gente le preguntabas en la calle quién era el ministro Dastis -con todo el respeto a su labor-, y no lo conoce nadie". El ex de Ciudadanos tiene una visión muy particular de la política. ¿Se ha convertido en un Star System?, le pregunto. "Sí", ríe.

'Hoy sigue triunfando ser políticamente correcto'

Sin preguntárselo, Alexis nos recrea su prototipo de político perfecto, como si de un despiece en una revista juvenil se tratara. "A mí me gustan los políticos valientes, que tienen impronta, capacidad de decisión y decididos", desvela. Pero si hay algo que de verdad le atraiga a nuestro protagonista en un político es "que en un momento dado diga cosas incómodas". "Hoy sigue triunfando ser políticamente correcto", cree Marí. Seguramente por ello, el nombramiento de Fernando Grande Marlaska es uno de sus favoritos. "He hablado dos o tres veces con él y me causa buena sensación".

También le agradan los nombramientos en Hacienda y Economía. Especialmente, uno de los más polémicos, Màxim Huerta -ahora exministro pero en el momento de la entrevista aún ostentaba el cargo-. "Creo que tiene un talante conciliador y además es una persona ácida como yo". Ácida y diligente, vista la rapidez con la que presentó su dimisión ayer mismo.

El traslado de despacho a Madrid de la exconsellera de Sanidad, Carmen Montón, es uno de los asuntos políticos en boga. A Alexis, su gestión en la Comunitat no le ha gustado "nada". Básicamente porque la pretensión del President Puig de que les Corts fueran "el epicentro de la política" no se ha cumplido en el caso de su Conselleria. El parlamentario recuerda las auditorías a las concesiones sanitarias que la cámara aprobó "por unanimidad" y que servirían para tomar decisiones posteriormente sobre la reversión o no. "No se han hecho", afea, y la reversión de La Ribera ha salido adelante. Aunque también pone en relieve cosas positivas: "ser el primer parlamento que aprueba la sanidad universal".

'És muy fácil dejar todo como está'

Pero "no solo de eso -del efectismo- vive el hombre". Aunque se dice que hay que dar una tregua de unos 100 días, Marí lo tiene claro, los juicios van a llegar mucho antes, en especial "de aquellos que quieren hacer críticas destructivas". Y la pregunta que se hace España es si este Ejecutivo será efectivo. "¿Es difícil? Pues es igual de difícil que lo era echar a Mariano Rajoy", responde convencido Alexis. "Lo que desde luego es muy fácil -me comenta- es dejar todo como está y no querer cambiar absolutamente nada".

Marí, Ciudadanos y la (in)disciplina de voto

Que si ha tenido que votar muchos asuntos que no le han gustado, le pregunto. "No muchos, y así me ha ido", no se corta un pelo. Alexis siempre se negó a que Ciudadanos en la Comunitat Valenciana "fuera una sucursal de Madrid", porque "para sucursales ya tenemos a Bankia". No parece muy conforme con el centralismo español cuando confiesa que hay cosas que en Madrid no se entienden. Y parece que siempre le tomen por loco, porque apostilla: "créeme".

'Hablas de una televisión autonómica y piensan en TV3'

Su indignación crece. "Pero es que bajan aquí, se lo explicas, y siguen sin entenderlo". Varios ejemplos pone encima de la mesa: la televisión autonómica, À Punt; y la policía autonómica. "Hablas de eso y piensan en TV3 y en los Mossos. Todo lo catalanizan". Al parecer de Alexis, catalanizar la política valenciana "no es una buena idea, entre otras cosas porque no es verdad".

'Tengo correos electrónicos de la dirección de Ciudadanos que decían que teníamos que ir a los actos sin banderas'

Y nos desvela quizá una verdad muy curiosa: "Tengo correos electrónicos de la dirección de Ciudadanos que decían que teníamos que ir a los actos sin banderas regionales y sin banderas españolas". Su sonrisa acompaña el relato: "Si ahora reenvío esos correos...". Él solo intenta recomponer la situación y saca a colación el acto de Ciudadanos amenizado con el canto de Marta Sánchez: "El otro día, Albert Rivera tirándole besitos a Marta Sánchez emocionado, no cabía más bandera". Se pregunta si hay algún libro sobre este cambio de posicionamiento.

La síndica de Ciudadanos, Mari Cármen Sánchez, y Alexis Marí

Lo que impulsó su salida del partido de Albert Rivera fue el viraje de la formación. "Teníamos que cumplir con el compromiso adquirido en campaña electoral, ese era el principio", argumenta, "nosotros lo único que tenemos es la palabra". Precisamente la televisión valenciana fue uno de los puntos conflictivos. Me lo explica: "dijimos que si se cumplían seis condicionantes diríamos que sí, se cumplieron los seis". Y su respuesta es una pregunta: "¿Cómo vamos a decir que no? Algunos directivos me decían que echara el freno y yo decía que no".

'¿Cómo se acuesta uno socialdemócrata de izquierdas y se levanta al día siguiente ultraliberal?'

La Ley de Señas de Identidad resultó otro de los momentos clave. Me cuenta, previa disculpa y con alguna expresión coloquial a evitar, que aquello fue un despropósito. "Yo nunca he visto a un grupo político dividir el voto: la mitad unos y la mitad otros". "Había situaciones de risa, por no llorar de verdadera vergüenza. ¿Cómo se acuesta uno socialdemócrata de izquierdas y se levanta al día siguiente ultraliberal?", critica con dureza. Alexis aclara que es respetable ser liberal, pero "no me hagan aplicar un programa distinto al que prometí al ciudadano", se lamenta.

Otra de esas preguntas que interesan al ciudadano de a pie: ¿hay sectarismo en los aplausos de los parlamentos? "¡Hombre!", ríe y mucho, mientras piensa una de las suyas. "Tenemos un conducto eléctrico conectado y el jefe del grupo parlamentario tiene un botón, cuando lo aprieta, te da un calambre y todos tenemos que aplaudir. Porque el que no aplauda, al día siguiente va a la silla eléctrica. Está condenado. Eso es así".

Argumenta que él se ha abstenido en el aplauso a discursos de su antigua síndica, Carolina Punset, y se lo han recriminado. "Y no aplaudo", con sus dos. "Y luego", prosigue, "he aplaudido efusivamente discursos de un tipo como Antonio Estañ (Podemos), que ideológicamente no estoy con él". También hay para los demás. Algunos diputados aplauden a disgusto a veces. "Y me dicen: joder, menudo bodrio hoy. Su propio compañero".

'Yo incluso he cambiado el voto'

"Yo incluso he cambiado el voto", sigue. Manolo Mata parece ser de sus favoritos: "Siempre le digo que cuando va cargado de nicotina, me convence más". Pero otros como Vicente Betoret o Maria José Ferrer Sansegundo, ambos populares, le han convencido. "Y no pasa absolutamente nada", se excusa.

Es que "no hay una sola persona en un partido que crea al 100% en el programa", algo que parece obvio pero que Alexis quiere remarcar. "Yo he votado cosas que no me han dolido en el corazón, pero si me tienes que hacer votar una cosa contra mis principios (aborto, toros, etcétera), diría que me vas a poner en un problema", comenta. Ahora, si una votación le quitara el sueño, "diría que no puede hacerlo".

Pero ¿se arrepiente Alexis? Lo cierto es que no. Lo que no le gusta es estar en un lugar donde "el jefe diga que vamos a construir barcos y al día siguiente, construimos carretillas", y en ese caso habría que revisarlo, dice.

Incómodo y sin pelos en la lengua. Características retroactivas de un político que no quiere hablar de futuro, aunque ve bien que en muchos lados le quieran y se le relacione con otras formaciones. Hasta nuevas noticias, Alexis sigue allí, al fondo, en la última fila y detrás de sus ex compañeros de partido. Eso sí, el buen humor no le falta en los pasillos de la cámara, por donde vuelve a su escaño tras la entrevista y se despide: "Para lo que queráis".

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