Opinión

En Divalterra el Carnaval dura todo el año

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El próximo mes de mayo se cumplirán dos años del cambio de denominación de la antigua Imelsa a la nueva Divalterra. Un periplo marcado por los escándalos, ceses de gerentes, desencuentros públicos entre socialistas y Compromís y contratos de alta dirección a dedo con informes jurídicos contradictorios.

Dos años donde tristemente hemos comprobado como actualmente Divalterra es poco más que un chiringuito de Jorge Rodríguez con el beneplácito de Compromís. Sus polémicas contrataciones de cargos orgánicos socialistas demuestran que la empresa pública de la Diputación es un medio para colocar a sus barones con el dinero de todos los valencianos.

Hace apenas una semana se publicaba un informe jurídico solicitado supuestamente por la gerencia que fue ocultado a los miembros del Consejo de Administración. Nos parece intolerable que la dirección de Divalterra posea un informe relevante y que cuestiona gravemente las contrataciones de los cargos de alta dirección y dicho informe se oculte, más si cabe cuando el Consejo debe aprobar dichas contrataciones.

El único representante del Partido Popular en el Consejo de Administración votó en contra en el último consejo a los nombramientos “a dedo” y censuramos públicamente que los puestos de dirección de la empresa pública Divalterra no se cubran por profesionales de reconocida experiencia en procesos públicos y se utilicen para enchufar a cargos orgánicos de los socialistas.

En estos dos años venimos denunciando la desmesurada creación de puestos de dirección y el enchufismo político en la designación de cargos, irregularidades que ya señalaban las anteriores auditorías encargadas por Divalterra.

Pero de la mano de Rodríguez, en Divalterra el carnaval dura todo el año.

Tras estallar la polémica de las contrataciones, descubrimos en prensa de nuevo que una de las personas agraciadas a dedo por el presidente de la Diputación con un sueldo de más de 55.000 euros, renunció al mismo apenas cuatro días después de su nombramiento. De auténtica chirigota.

Un cúmulo de despropósitos a los que tenemos que sumar volver a enterarnos por la prensa que el Auditor Interno de la empresa público cesó de sus funciones hace cuatro meses y en este tiempo no se había dado cuenta al Consejo de Administración. Una demostración más del oscurantismo y desprecio de Rodríguez y sus socios de Compromís a la oposición.

La gestión de Divalterra desde su nacimiento está marcada por la parálisis y la opacidad. La empresa pública de la Diputación va a la deriva y su capitán parece más preocupado de colocar a sus allegados que en atender el cometido de la empresa, olvidando por completo a los municipios.

Mientras las prioridades de Rodríguez son enchufar a sus afines con sueldos onerosos para ganar poder orgánico, anuncian una nueva distribución de las bases de las brigadas forestales de Divalterra que deja sin bases a municipios de interior que se ven gravemente afectados por este recorte. Una decisión arbitraria, como ya es costumbre desde que gobierna este presidente, que ha generado gran malestar entre los alcaldes afectados.

Hace dos años invirtieron cien mil euros en pregonar públicamente que Divalterra nacía con una nueva forma de hacer las cosas, en la línea de la nueva Diputación, hoy comprobamos que todo aquello ha derivado en una gestión propia de una chirigota. Tal y como señalaba anteriormente, en Divalterra el carnaval dura todo el año.

Mari Carmen Contelles LlopisPortavoz del Grupo Popular de la Diputación de Valencia.

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