El curso de los desafios de Muñiz

Guardar

La remontada ante UCAM Murcia significó la victoria cien de Muñiz como técnico vinculado al universo de la competición liguera en los diferentes escalafones a los que ha estado ligado el preparador asturiano desde que estrenara su condición de técnico a los mandos del banquillo del Marbella cercando ya el ocaso del campeonato en el marco del Grupo IV de la Segunda División B. Fue en la temporada 2005-2006. El pasado viernes en el Ciutat de València los goles de Natxo Insa y Juan Muñiz permitieron al preparador instalarse en el club de los cien en virtud del número de victorias que acentúa su expediente desde su conversión en entrenador. Y desde que aceptara el reto de la dirección de la escuadra de la Costa del Sol los desafíos se han ido sucediendo en destinos tales como Málaga, Santander, Alcorcón y Levante, en el tiempo más presente, entre las estructuras del balompié profesional con el paréntesis que supuso su reencuentro con Juande Ramos para iniciar una aventura como segundo entrenador en las filas del Dnipro en la Liga Ucraniana.

Lo cierto es que los logros colectivos en el relato de un ejercicio sublime también alcanzan la esfera de lo más personal e íntimo. Hay una constante y evidente superación, desde esa perspectiva, en el curso que ya comienza a declinar para acostarse sobre el horizonte. Su naturaleza de centenario queda certificada tras rubricar la victoria vigesimoquinta en el cosmos de la Liga 1|2|3. La cifra, por notable, tiene enjundia. Y permite edificar las cimbras de esta historia. Quizás haya que establecer una comparativa con los hechos que acontecieron durante la temporada 2007-2008 cuando se sentó en el banquillo de La Rosaleda de Málaga. El ascenso a la elite compedia y unifica ambas narraciones. No obstante, pese a la concordancia de ese objetivo trazado, resulta posible escrutar variaciones sustanciales en la consecución de este logro.El técnico sale indemne de cualquier compulsación con el ayer.

El Málaga logró proyectarse hacia la Primera División a partir de las veinte victorias obtenidas en el ciclo liguero. Parece incuestionable que hay un enriquecimiento en ese capítulo en la actualidad. A falta de dos partidos, Lugo y Huesca, para el cierre definitivo de la Liga, Muñiz acrecenta en cinco el número de triunfos respecto a los firmados con la escuadra blanquiazul. Por citar otro ejemplo ilustrativo de esta tendencia; la pasada campaña conquistó dieciocho en su estancia en Alcorcón en Segunda División. La propulsión de este Levante parece imparable. El duelo ante el Oviedo ejerce de ligazón con esta idea. El regreso fue sideral y se consumó seis semanas antes del fin del curso. La zancada granota es tan profunda como la de un gigante. La lucha fue mucho más devastadora durante el desarrollo del ejercicio 2007-2008.

La puesta en acción del Málaga durante la epifanía del ejercicio fue inmaculada con nueve victorias consecutivas que dimensionaron su estela sobre el resto. No obstante, la igualdad se convirtió en una tónica imperante en el tramo último. La batalla con el Sporting de Gijón, Real Sociedad o Numancia fue realmente capital. Las huestes andaluzas dieron el paso hacia gloria como segundo en la clasificación genaral, por detrás de la entidad numantina, con la suma de setenta y dos puntos en una postrera jornada que se caracterizó por una emoción difícil de cuantificar. El Málaga no erró en su hábitat natural ante el Tenerife (2-1) para consumar su nuevo rol. Ese aspecto no es menor. El Levante todavía vislumbra la frontera de los noventa puntos si es capaz someter al Lugo y Huesca.

Archivado en:

Destacados