Opinión

Dar sin esperar

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Me contaba el otro día el alcalde de un pequeño pueblo de la provincia de Valencia que igual arregla una farola que preside un pleno. Es lo habitual en este tipo de municipios. Los ediles son también electricistas, albañiles, administrativos…Un ejemplo de servicio al ciudadano. Dan sin esperar nada a cambio. Dedicación sin retribución.

No tienen un sueldo. Su única recompensa es su propia satisfacción, la que da la conciencia tranquila, la del trabajo y el esfuerzo. También la del agradecimiento de sus vecinos, que reconocen su labor. Sin embargo, otros la critican ¿Acaso siempre llueve a gusto de todos?

No es de extrañar que algunos se pregunten si merece la pena tanto esfuerzo. No hay horarios ni tareas delimitadas. Te cargas el pueblo a tus espaldas y lo sacas adelante como lo haces con tu propia familia. O más, pues le dedicas más horas que a los tuyos.

Aquí no importan las siglas políticas. Los colores se dejan a un lado. Da igual quien te vote. Aquí no hay estrategia partidista que valga, la única vía es la de avanzar. Ver que tu municipio funciona y que tus vecinos tienen lo que necesitan. Estos alcaldes luchan por que así sea como si fuera para ellos. No, más, como si fuera para sus hijos; pero, realmente es para sus vecinos. Están al pie del cañón para sus conciudadanos a los que otorgan mayor tiempo y sacrificio que a su propia familia.

La mayoría de los representantes públicos percibimos un salario por nuestra tarea. Eso sí, algunos más que otros. Abogo por equilibrar las nóminas de los ediles. Me parece incongruente la disparidad de salarios que hay en este país. No entiendo por quéunos cobran tanto y otros tan poco.

Por eso, cuando pienso en estos alcaldes que no conocen festivos ni fines de semana, que son servidores públicos las 24 horas de los 365 días del año sin cobrar ni un solo euro, me pesa quela imagen que se tiene de la clase política sea tan gris. Me parece injusto que se generalice.

La mayoría de los representantes de los ciudadanos nos dedicamos a trabajar para mejorar la vida de las personas. Creemos que podemos transformar la sociedad desde los proyectos democráticos a los que pertenecemos. Ciertamente estamos aquí porque queremos. Nadie nos obliga. No obstante, hay algo que sí nos empuja a involucrarnos: nuestra responsabilidad como ciudadanos. Dijo la filántropa Madre Teresa de Calcuta que “a veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota”. A esos alcaldes que dan tanto sin esperar nada no hace falta que se lo digan, lo tienen claro ¡Qué gran ejemplo!

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