Doctor Cavadas, una vida salvando otras vidas

Volia ser veterinari, però ho va frenar haver de deixar València per a estudiar la carrera

Guardar

Wilmer Arias, un joven guatemalteco, que quedó tetrapléjico a los nueve años por una lesión producida por un arma de fuego, ha sido el último milagro del doctor Pedro Cavadas. Una cirugía complicada en la que han unido la columna vertebral a la pelvis, usando hueso del peroné, y que permitirá a este joven continuar con una vida llena de ilusiones y sueños por cumplir. Y es que después de pasar los últimos años encamado, debido a las graves úlceras que se le desarrollaron en diferentes zonas del cuerpo, ahora, tras pasar por las prodigiosas manos del doctor Cavadas y su equipo, seguirá su camino desde una silla de ruedas con ligera movilidad de brazos y manos.

‘Estaba jugando a los nueve años junto a mis primos cerca de casa, cuando una bala perdida atravesó mi cuello’. Así relataba Wilmer este fatídico día que le mantendría dos meses y medio en coma y con una inmovilización permanente. Pero llegó él, el doctor Cavadas, y su vida comenzó de nuevo. Cirujano de éxito que, tal y como ha confesado en diferentes ocasiones, se dejó cegar por el dinero al principio de su carrera, hasta que, un día, lo dejó todo atrás, vendió su Porche, y comenzó a fijarse en las auténticas prioridades: ‘ayudar a aquellos que no pueden elegir’, dándoles una luz de esperanza para mejorar la calidad de vida de todos aquellos que pasan por sus manos.

Con la Fundación Pedro Cavadas, realiza operaciones en África Oriental desde que sale el sol hasta el ocaso

Al frente de la Unidad de Microcirugía y Cirugía Reconstructiva del Hospital de Manises de Valencia, Pedro Cavadas tiene una fundación sin ánimo de lucro – Fundación Pedro Cavadas – con la que no sólo atiende a todo aquel que implora ayuda, sino que, un par de veces al año, viaja hasta África Oriental donde realiza operaciones gratuitas desde que se pone el sol hasta que llega el ocaso. Un salvador, podríamos llamarle, sin ínfulas de grandeza, que realiza alrededor de 1.800 intervenciones al año, por todo el mundo, junto con su equipo de tres cirujanos plásticos.

Muchos han sido los grandes hitos que ha conseguido a lo largo de su trayectoria, como el primer trasplante de cara de España, y primer trasplante del mundo incluyendo mandíbula y lengua, o el primer trasplante bilateral de antebrazos y manos de España a una mujer de Castellón que llevaba 28 años sin manos. Mujeres, hombres, jóvenes, niños… para todos los que lo han necesitado, ahí ha estado Cavadas, y lo seguirá estando porque tiene claro que ha encontrado su verdadera vocación.

Se licenció en medicina con mención de honor

Una vocación que le vino casi por casualidad. Y es que el ahora doctor Cavadas quería ser veterinario, pero tenía que estudiar en Zaragoza y no quería irse de Valencia. Seis años más tarde, se matricularía en medicina donde se licenció con mención de honor. Se especializó en cirugía plástica sin saber qué le depararía el futuro, aunque tenía claro que no iba a dedicarse a la cirugía estética. Gracias a esa decisión, el mundo cuenta hoy con toda una eminencia que, de manera altruista, salva vidas.

Destacados