Estas celebraciones permiten dar visibilidad, aunque sea solo durante un día, a la situación que enfrentan día tras día las personas que sufren las desigualdades en su propia piel.
Una de las consecuencias negativas de la globalización, en concreto del comercio internacional, y a la que no hemos conseguido dar solución definitiva hasta el momento, son estas desigualdades sociales. Y uno de los síntomas más evidentes en esta sociedad, y que sigue alimentando el problema, es la explotación. Explotación infantil, explotación derivada de la discriminación por sexo, raza o clase social, explotación por parte de una nación a otra. En definitiva, una cadena en la que el más poderoso, lejos de ayudar a quien no se encuentra en igualdad de condiciones, se aprovecha de su vulnerabilidad.
Estamos hablando de un problema que, pese a quedar resumido en unas cuantas líneas, es de extrema complejidad. No se puede atajar de raíz, ya que la base que sustenta este sistema son los agentes capitalistas más poderosos, ya no del país, del planeta. Y cada región cuenta con su propio contexto y cultura, por lo que no se puede adoptar una solución de manera general. Tengamos en cuenta las magnitudes: se calcula que menos de 100 personas acumulan la misma riqueza que los más de 3.000 millones más pobres del mundo.
Pero hay otro factor decisivo en la perpetuación de la pobreza y la desigualdad social, uno que no es consciente de su papel: nosotros, los consumidores. Cada vez que compramos un producto fabricado bajo estas circunstancias de explotación, estamos alimentando el sistema de ese negocio y, por ende, las desigualdades que genera.
La buena noticia es que sí existe una solución a nuestro humilde alcance. Cada vez hay más productos de Comercio Justo en los supermercados habituales, fácilmente identificables por la certificación de "Comercio Justo" o 'productos ecológicos'. ¿Qué significa esto? Una garantía, no solo para nuestra salud y la del medio ambiente, sino para la de las personas que hay detrás de ese producto; nos asegura que estos pequeños productores han trabajado en buenas condiciones laborales y por un sueldo digno.
DÍA MUNDIAL DEL COMERCIO JUSTO
El Día Mundial de Comercio Justo es una iniciativa de la Organización Mundial del Comercio Justo (WFTO), que lleva celebrándose el segundo sábado de cada mes de mayo desde 2001. Su objetivo es lograr justicia en el comercio internacional, asegurando unas condiciones dignas tanto de trabajo como de vida para los productores, que permitan superar la situación actual de pobreza y desigualdad, presente sobre todo en países del Sur.El movimiento por el Comercio Justo, además de luchar contra esta situación abusiva y de explotación, también vela por la protección del medio ambiente, con medidas como el uso de energías renovables o la reducción del impacto de los residuos. Esto también repercute en la salud de los consumidores, ya que productos creados en entornos sostenibles, por ejemplo, no contienen transgénicos.
Desde Fairtrade se han unido a la celebración con la campaña "World Fairtrade Challenge", que ya roza los dos millones de participantes en todo el mundo. La motivación es celebrar los triunfos que ha alcanzado el movimiento por el Comercio Justo hasta día de hoy, además de seguir concienciando a más gente de su importancia. Para ello, invitan a quien quiera a participar a través de un sistema de "competición" positiva, en el que se puede visualizar en un mapa del mundo interactivo cuántos eventos, por un lado, y cuántos participantes, por el otro, se han registrado de cada país.
La finalidad de todo esto es muy clara; conseguir que cada vez más personas caminen, convencidas, en una misma dirección: la igualdad, en todo el esplendor de su sentido, en todas las partes del mundo. Vivir en una sociedad justa, donde todos tengan las mismas posibilidades (tanto educativas como laborales), donde se vele por la seguridad y las buenas condiciones de trabajo, donde el salario corresponda al trabajo y asegure un nivel de vida digno... Esto no debería ser un privilegio, ni mucho menos una utopía; sino un derecho universal real.