Un partido para jabatos

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Su rostro se ilumina cuando se le cuestiona por el significado que adquiere pisar el territorio del Camp Nou. La sonrisa refleja ilusión y esperanza. Oier capitaliza la atención en las horas previas al choque de la competición liguera que mañana reunirá a la representación granota y el F.C. Barcelona en uno de los templos del firmamento balompédico mundial. El telón vuelve a alzarse, después de las vacaciones navideñas, con el diseño de una confrontación de raíz mayestática. Su respuesta es reveladora de todas las percepciones que generan la cita desde un prisma más íntimo. Es emocionante regresar al feudo culé con la intención de ponerle el candado a la portería del Levante. La misión parece quimérica ante la nómina de atacantes que identifica al bloque que conduce desde el banquillo Ernesto Valverde. La motivación es un componente al que alude el arquero vasco para acentuar el sentido que adquiere el encuentro de la jornada del domingo

Es estimulante regresar a la Ciudad Condal con la finalidad de pisar de nuevo un espacio que es totalmente reconocible. Parece incuestionable que no es una confrontación más de las anunciadas por la cronología que marca el desarrollo del campeonato de la regularidad. Y los motivos se agolpan. Es imposible desligar las cuestiones emocionales que provoca el duelo liguero. El pasado de Oier conjuga con el F.C. Barcelona. Durante siete largas y profundas temporadas estuvo vinculado a sus estructuras. Y no fue un período testimonial. Al contrario; fue un ciclo determinante en su formación deportiva y también personal. Los dos prismas se solapan para dar forma a su etapa como futbolista azulgrana. El guardameta cambió su Irún natal por la ciudad de Barcelona en edad Juvenil. La Masía le acogió con los brazos abiertos para mostrarle una nueva concepción futbolística y para ofrecerle unas pautas de conducta que le sirven de guía en su vida más privada.

Fue un salto de dimensiones considerables para integrarse en la organización de un club gigantesco. Y no fue sencillo. Allí coincidió con Sergi Roberto, pero también con otros jugadores que hicieron la valija en busca de una nueva proyección a través del manejo del balón. Muniesa, Fontás, Bartra o Planas se incluyen en este grupo que hizo del éxodo una huida hacia adelante escudriñando horizontes por desenmascarar. Messi, Deco, Ronaldinho o Eto’o forman parte de sus recuerdos más estrechos. El tiempo ha dejado su impronta desde entonces y el status del cancerbero ha experimentado un cambio después de distintas experiencias en el exigente ecosistema del fútbol profesional. Quizás el del Barça sea su partido por cuestiones más que evidente, pero hay más argumentos para sustentar el sentido del enfrentamiento que inaugura 2018, si se dirige la mirada en exclusiva en el desarrollo de la competición liguera.

El Levante retoma el pulso al campeonato doméstico después del triunfo notable conquistado ante el Espanyol en el RCDE Stadium. Hay partidos que refuerzan estados de ánimos. Puede que sea el caso del relato del encuentro adscrito al formato de la Copa del Rey si se analiza con mayor profundidad. La escuadra de Muñiz se dio un baño de autoestima en tierras catalanas para minimizar los efectos perniciosos de la diana conseguida por Gerard al filo del minuto treinta del primer tiempo. Morales izó la bandera de la resistencia para firmar la igualada y cambiar la naturaleza de la confrontación en estrecha colaboración con Ivi. El Levante transformó un resultado adverso en un triunfo convincente. Es un hecho relevante porque no hay infinidad de precedentes en tal sentido durante el curso en evolución.

No obstante, Morales no estará presente en el Camp Nou. El parte de bajas por sanción registra a Bardhi y Campaña. Se trata de tres futbolistas trascendentes en los esquemas de Muñiz, si bien no hay reproches por parte del preparador ante este contingente. El preparador confía en el resto del colectivo. Lo cierto es que el partido nace desde los antagonismos. Y las distancias son abismales. Es un partido para jabatos porque saltar al Camp Nou significa realizar un esfuerzo físico titánico. En ocasiones pierdes de vista el balón. El hecho provoca un desgaste en el plano físico y también mental. La capacidad para adaptarse al guion que vaya marcando el rumbo del partido parece un aspecto fundamental para sobrevivir en un escenario hostil para los rivales. Es una idea que Muñiz ha trabajado a lo largo de la semana. El Levante se acoge al espíritu gremial del Santiago Bernabéu. Allí cazó un puntazo, sin Bardhi, ni Morales, en una demostración de fe u de unión. Es la imagen y el estilo que ha de impregnar al colectivo en el Camp Nou.

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