Parecía incuestionable que la imagen de Iván López adquiriera primacía en la comparecencia de Muñiz previa al duelo del próximo viernes ante el Espanyol. Los peores presagios se cumplieron. Las pruebas médicas ratificaron el alcance de la lesión que sufrió durante el entrenamiento matinal de ayer el lateral. La rotura del ligamento cruzado de la rodilla izquierda duele en el interior de un grupo que trata de sobreponerse al dolor para retomar la competición liguera. “Nadie desea algo así. Son cosas que suelen suceder en el fútbol. Ahora hay que ayudarle al máximo. Al final son gajes del oficio. Se enfrenta a un tiempo de recuperación largo, pero todo no se acaba ahí. Es joven y volverá”. El preparador destila calma. Es un mensaje que trata de transmitir. “Las lesiones están ahí en todos los equipos y hay que tener plantilla para compensarlas. Hay que analizar la situación y ver qué ofrece el mercado. No podemos precipitarnos. Hay que tener mucha tranquilidad. Tenemos jugadores específicos que pueden cubrir ese espacio”, analiza aplicando la mesura y el raciocinio cuando se le cuestiona por la posibilidad de cubrir esa posición sobre el terreno de juego con un nuevo futbolista.
El técnico retoma el fútbol dando trascendencia a aquello que acontece en el interior del verde. Muñiz acentúa la magnitud que adquiere el choque ante el Espanyol. Después de enlazar dos derrotas consecutivas ante el Betis y Alaves es el momento adecuado para tratar de virar la situación. En ese sentido, rebusca en el pasado pare reverdecer la imagen del Levante del arranque de curso. “Debemos volver a nuestro camino. Seriedad, trabajo y orden”, advirtió. “Hay que minimizar los errores no forzados y a partir de ahí coger confianza. Lo que dominamos tenemos que hacerlo bien y sin miedo. Ojalá que el equipo vuelva a parecerse al del Bernabéu, Villarreal o Valencia. Pondremos todo de nuestra parte para que se parezca”. El preparador enfatizó la firmeza del recorrido liguero realizado por un colectivo que ha firmado nueve puntos y que ocupa la franja intermedia de la clasificación.
"Del partido ante el Alavés solo cambiaría el resultado. De siete partidos hemos hecho cinco y medio a un nivel altísimo. No me preocupa perder un partido. Esto sigue, es muy largo y hay que llegar a los objetivos”. No obstante, no elude la crítica para tratar de mejorar. “Cuando vamos debajo en el marcador parece que todo se ha acabado y no es así. No es problema de una línea o de dos jugadores. Nos entran las prisas por empatar al minuto siguiente. Esto nos lleva a la desorganización y a dejar espacios libres que el rival aprovecha”. Muñiz aboga por una armonía entre los goles conseguidos y encajados como forma de expresión sobre el pasto para recuperar las emociones y ejemplificó esa tendencia en el Leganés. “Es importante tener un equilibrio. Los equipos de arriba están ahí porque no les marcan goles y rentabilizan los goles que marcan. El ejemplo más claro es el Leganés. Rentabiliza al máximo los goles marcados y encaja pocos. Los equipos más modestos tenemos que intentar que no nos marquen goles para rentabilizar los nuestros”.