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El mes pasado se celebró a nivel internacional el día de la familia. ¿Qué seríamos sin los que más queremos? Todo es más fácil en familia: avanzar con el apoyo de los padres o luchar con el empuje que te generan los hijos o la pareja. Su amor nos allana el día a día.

Sin embargo, hay datos que nos hacen preguntarnos qué va a pasar con las familias si no aplicamos políticas que las respalden. Uno de ellos, publicado últimamente, es que en 7 de cada 10 hogares de la UE no hay niños. Noticia preocupante, sobre todo si tenemos en cuenta que más allá de la decisión totalmente respetable de las familias que no quieren tener hijos, hay otras muchas que no se lo plantean por su situación económica o porque sus trabajos se lo impiden.

Por una parte, sigue habiendo una tasa de paro alta y los salarios, en demasiadas ocasiones, sonprecarios. Por otra, con estos horarios en los que madres y padres están todo el día fuera de casa, sin poder atender ni disfrutar de sus hijos, muchos se preguntan que para qué van a tener descendencia.

Por eso, las mujeres paren menos que nunca en España desde que existen datos y ya llevamos variosaños en los que mueren más personas que nacen. La crisis demográfica se acentúa, la tasa de fecundidad de las españolas es una de las más bajas del mundo, 1,34 hijos por mujer.

Este es un problema trascendental que tenemos que atajar con celeridad. Ciudadanos (Cs) está apostando por la ampliación del permiso de paternidad, entre otras medidas, para facilitar la conciliación familiar y laboral. Nuestro programa económico, pensado para dinamizar la economía y favorecer a la clase media, también es una herramienta fundamental para propiciar un mayor poder adquisitivo de las familias.

Además, en la Diputación de Valencia, Cs ha conseguido en esta legislatura que se apruebe por unanimidad la priorización, a la hora de contratar servicios, de empresas que favorezcan la conciliación. Si desde la oposición somos capaces de ayudar a las familias, no les quepa duda que cuando gobernemos será una de nuestras prioridades.

De lo contrario, qué sociedad estaríamosconstruyendo, ¿queremos una sociedad envejecida? ¿Quién va a cotizar a la seguridad social y a pagar las pensiones? El asunto es grave aunque no salga tanto a la palestra como debería. Si nos olvidamos de la familia, estamos dando la espalda a la sociedad en sí misma.

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